Por fin llegó el día, estábamos esperando hacía mucho esta partida en familia para conocer México, del cual tanto nos habían hablado.
Eso sí, antes íbamos a pasar por Miami, pero sin dormir ahí, así que nos aguardaba un largo viaje hasta Cancún.
Salimos del Ibis Congreso a las 17 horas hacia Ezeiza, y nos quedamos en el Salón Centurión hasta que salió el vuelo a las 21.
Pero antes de esto tuvimos un momento de zozobra en la ventanilla de American Airlines. Ya no nos habían dejado hacer el check in on line de mi pasaje, pidiendo que vaya personalmente. Y ahí, la chica del mostrador, con el sorpresivo acompañamiento de otro gentil hombre, me empezó a hacer preguntas cada vez más privadas y extrañas, no sólo a dónde íbamos y las razones, sino hasta dónde había estudiado y ¡el tema que había tocado en mi tesis de licenciatura!
Y antes de las 6 de la mañana estábamos aterrizando en el aeropuerto de Miami.
Buscamos el auto alquilado en Alamo, que nos dieron un glorioso Jeep Patriot y nuestra primera parada fueron los quiscos de Amazon, para buscar los celulares que habíamos comprado por internet.
La idea de retirar las compras en estos quioscos al principio no me gustó nada, porque uno no ve a nadie ni tiene seguridad que las cosas vayan a estar ahí, pero a nosotros nos dio un resultado perfecto, el sistema es re básico. Son lockers cerrados con una clave, que te mandan por correo, vos vas, ponés la clave y te llevás tus cosas, a la hora que sea.
Pero Maca había ahorado sus dólares desde su cumpleaños de 15 y quería su propia notebook y como no había hecho la movida de los lockers, tuvimos que pasar por un Wallmart donde había visto que estaban en oferta. Y de ahí, lamentablemente, al Dolphin Mall, un martirio de compras.
H&M, Levis, Scketchers, almuerzo rápido en Rotelli Pizza, Columbia, Game spot… Y de vuelta al aeropuerto, inmigraciones (el trámite de Ezeiza seguía retumbándome en la memoria)
Lo bueno fue que encontramos que en Miami también hay otro Salón Centurión, grande la tarjeta American Express, donde había hasta cena.
El avión salió sin problemas y llegamos a Cancún pasadas las 21 horas. Vuelta a Alamo a buscar el coche, pero todo lo expeditivo que fueron en Miami lo contrarrestaron en México, porque estuvimos más de una hora hasta que nos dieron un Volkswagen Jetta (no quisimos decir el modelo en voz alta hasta no devolverlo).
Finalmente llegamos a el hotel La Quinta Inn solo a dormir. Y bañarnos, que hacía 30 horas que no nos cambiábamos las medias.
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