Día 8: Partiendo a Cozumel

Hoy teníamos que salir para Cozumel, así que nos levantamos temprano para hacer las valijas mientras los chicos dormían. Pero como nos pasa habitualmente, tuvimos que salir de raje a Wallmart a comprar una valija más.


Devolvimos el coche y fuimos caminando hasta la terminal del ferry México (que, increíblemente, cuesta la mitad que Intermares y brinda exactamente el mismo servicio)
A las 12 salió el ferry y antes de las 13 estábamos desembarcando en Cozumel.
Nos habían asustado con que el precio del taxi era exorbitante, pero sepan que es mentira, todos los taxis en Cozumel están agrupados en una cooperativa (como muchas de las empresas turísticas de México) y tienen tarifas fijas a los distintos hoteles y el aeropuerto, sean las persoas que sean y carguen las valijas que carguen. La cosa es que nos subimos los 4 con seis valijas a una camioneta y nos dejó en el hotel Occidental, uno de los más al sur de la isla, por 210 pesos.
Hicimos el check in, almorzamos en el buffet de la playa mientras preparaban nuestra habitación y a las 15:30 terminamos de acomodarnos.

Después nos volvimos a la playa, y nos quedamos hasta que ya nadie más quedó sobre la arena. Y ahí me tiré un rato a hacer snorkel, sin querer aprovechando la situación, ya que no se podía nadar debajo del muelle por seguridad, pero por la hora no me dijeron nada, y encontré infinidad de peces y otra barracuda, que parece ser, a esta altura, el animal oficial de México subacuático.

Pasamos por el jacuzzi, para la alegría de Fran, nos duchamos y fuimos a cenar a La Carreta, el restaurante del sector Royal, donde nos estábamos hospedando. Una de las mejores langostas que comimos nunca.

Después, y para terminar un día perfecto, dejamos a los chicos en la habitación, nos pedimos un Macallan y nos fuimos a libarlo, junto a un delicioso habano, junto al mar.